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Experiencia del empleado: ¿crisis u oportunidad en pandemia?

En una de esas veces que el semáforo de la pandemia no significaba aislamiento total, invité a una amiga a mi casa, con todas las medidas, para desayunar y de paso hacer coworking, aprovechando que ambas estábamos haciendo home office y para cambiar un poco la extenuante rutina.

Cuando sonó el timbre, lo primero que me encontré al abrir la puerta fue la cara de mi amiga detrás de una pantalla de laptop que cargaba con una mano, mientras que con la otra sostenía su bolsa y demás cosas.

Después de la debida desinfección, incluso de la laptop, nos sentamos en el comedor, serví el café y me senté despreocupada a platicar con ella, pues ayer había adelantado trabajo y mis horarios pueden ser flexibles, por lo tanto, me di ese tiempo libre.

Mientras platicábamos, me impactó que mi amiga de vez en vez movía el mouse que controlaba una laptop postrada al otro lado de la habitación. Sin poder aguantarme, le pregunté por qué lo hacía y contestó que estaba en horario laboral y que «trackeaban» los movimientos de su mouse, por si se quedaba mucho tiempo en reposo.

Quedé en shock. Y mientras ella continuaba hablando, de lo más normal, de los métodos que tenían en su empresa para «medir la productividad», yo sorbía de mi café tratando de tragarme mi indignación.

Me contó que son tan rigurosos con los horarios de trabajo y su vigilancia que incluso algunas compañeras de Recursos Humanos, con una maña… justificada, decían que sus entrevistas eran de aproximadamente 2 horas, cuando todo lo llevaban a cabo en 45 minutos.

No voy a quemar ni a mi amiga ni a la empresa carcelaria en la que trabaja, pero si les cuento esto no es para decirles lo dichosa que soy por mi esquema de trabajo, sino porque me quedé pensando en una cosa: la experiencia del empleado.

Parece que en la Pandemia además de esparcirse el covid-19, se extendió el virus de la «vigilancia continua», un virus que afecta sobre todo a los empleados, porque inhiben la creatividad, la inspiración y pueden sufrir hasta la castración mental. De entre todas las secuelas, de esta «medición continua de productividad» puede desprenderse la conversión de empleados mañosos que mienten en sus horas o se quedan haciendo nada mientras mueven el mouse para engañar al software que mide su actividad.

Me parece un escenario terrible, sobre todo si esto se arrastra hacia la «nueva normalidad».

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La experiencia del empleado

Se conoce como experiencia del empleado a la interacción acumulativa de la empresa y el impacto que ésta provoca en el trabajador en toda su ruta profesional: desde el reclutamiento, contratación, capacitación, promoción y hasta su dimisión.

Muchas de las empresas, han logrado estabilizar sus procesos a distancia teniendo en mente su mayor recurso: las personas. Y su crecimiento, paulatino pero constante, se debe a que apostaron por la inversión y buena gestión del personal, que trae como principales beneficios a empleados más motivados y con mayor productividad.

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Las empresas que invierten en la experiencia del empleado son cuatro veces más rentables que aquellas que no lo hacen.

Jacob Morgan

Por otro lado, existe otro «tipo de crecimiento» de las empresas, en el que se ve explotación, horarios extremos, vigilancia continua, salarios mediocres y las prestaciones se reducen a pizzas y cervezas.

Gran parte de este problema se debe a que la misma gestión de personal no es clara. Hay bitácoras diarias pero no hay trabajo por objetivos, existe un software que mide las horas «efectivas», pero no hay organización, ni planeación, ni feedback, es más, el empleado no sabe lo que se espera de él o cuál es su rol.

Entonces se quieren medir actividades que no son medibles, que no están alineadas con el progreso ni de la empresa ni del empleado. ¿Cómo esa «medición de productividad» se proyecta en el ROI de la empresa o del departamento?

Hablar de la experiencia del empleado, no sólo empieza con un buen sueldo, excelentes prestaciones, proyecciones de crecimiento, ambiente sano y buena cultura organizacional, sino que todo empieza desde antes, desde elreclutamiento.

👉 Si te interesa este tema puedes consultar la guía sobre la (EX) Experiencia del Empleado.

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Factores que contribuyen a una buena experiencia del empleado

Buen reclutamiento

Ya mencioné lo importante que es que una empresa tenga bien delimitados sus roles, las funciones de cada puesto y saber qué esperar de cada empleado. Pero si después de esos requerimientos, el reclutamiento falla, muchos aspectos del equipo de trabajo y hasta de la empresa se verán afectados.

Un buen reclutamiento ayudará a las empresas a atraer a la gente correcta que contribuya al desarrollo de la cultura laboral; hay que tratarla bien, mejorar su experiencia del empleado y que eso se vea reflejado en la calidad de su trabajo.

La personalidad del personal

Un buen reclutamiento + una buena cultura laboral atraerá a los candidatos ideales. Es recomendable analizar cada perfil para poder gestionar su experiencia del empleado, de acuerdo a sus objetivos, habilidades y capacidades. Eso se traducirá en colaboradores motivados que creen un entorno de crecimiento y liderazgo, característica indispensable para un buen equipo de trabajo.

Agilidad vs Vigilancia

¿Por qué en lugar de medir las horas trabajadas no se miden los objetivos alcanzados?

Existen varias metodologías ágiles que pueden sustituir la vigilancia continua de las bitácoras y el conteo de horas, además de medir mejor el rendimiento, aumentan la eficiencia del equipo de trabajo.

Un ejemplo es el daily scrum meeting, que es una junta diaria de 15 minutos al inicio del día, para que todo el equipo se actualice en las tareas, pero no se resuelven problemas específicos.

Un daily consiste en que cada miembro del equipo responda las siguientes 3 preguntas:

  1. ¿Qué hiciste ayer?
  2. ¿Que harás hoy?
  3. ¿Hay impedimentos en tu camino?

Eso hace que todo el equipo tenga mayor visión de cómo va el proyecto con las juntas diarias (daily) y a mediano paso con los OKR’s, lo que logrará que éste se comprometa y se resuelvan de forma eficaz los obstáculos.

Ahora que todos estamos a distancia, es cuando las diferencias son más contrastantes, pues no es el mismo contexto de un empleado que vive solo a uno que tiene una familia con hijos en edad escolar. Estas diferencias nos hacen pensar en cada colaborador como un individuo con necesidades, objetivos y aspiraciones diferentes, incluso, horarios.

¿Realmente necesitamos un Big Brother vigilándonos y juzgándonos o necesitamos un equipo de trabajo empático que nos motive constantemente?

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